5 trastornos alimenticios que podrían poner en riesgo tu vida

Hay diferentes trastornos alimenticios que podrían poner en riesgo tu vida. Lo importante es conocer cada uno de ellos, para saber qué cosas podrían desencadenarlos y cómo se puede actuar si ya forman parte de tu vida. 

¿Qué son los trastornos alimenticios?

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Son afecciones graves relacionadas con conductas alimentarias negativas. Afectan las emociones, la salud y la capacidad de realizar tus actividades día a día. Los más conocidos son: bulimia y anorexia nerviosa y trastorno alimentario compulsivo. Estos se enfocan de manera excesiva en el peso, la comida y la figura corporal, desencadenando situaciones peligrosas. Al no ser atendidas, puede haber daños en el organismo y a su vez derivarse otras enfermedades.

¿Cuáles son las causas?

Hasta el día de hoy, se desconoce la causa exacta; aunque se piensa que pueden ser muchos desencadenantes.

1. Genética. Algunos genes pueden aumentar el riesgo de presentar algún trastorno de alimentación. 

2. Salud emocional y psicológica. La autoestima baja, el perfeccionismo o los comportamientos impulsivos pueden desencadenar algún trastorno.

¿Cuáles son los trastornos alimenticios que podrían poner en riesgo tu vida?

Se caracteriza por peso corporal excesivamente bajo y temor de aumentar el mismo. También existe una percepción distorsionada de la figura corporal. Quien padece anorexia nerviosa hace lo posible por controlar su talla. Se limita el consumo de calorías o se recurre a métodos poco seguros para bajar de peso (ejercicio de manera desmesurada, laxantes, suplementos dietéticos, vómito).

La persona presenta peso normal o un poco de sobrepeso, sin embargo hay problema en la autopercepción. Es potencialmente mortal, pues quien la padece tiene episodios de atracones y purgas.

Quienes sufren este trastorno restringen lo que comen durante el día y eso puede ocasionar que coman de manera impulsiva. Eso se traduce en momentos de comer de manera exagerada y luego “deshacerte” de todo ese extra que metiste al cuerpo.

Quien tiene este trastorno, come con rapidez y más alimento de lo pensado. Tiempo después come más aunque no tenga apetito o incluso si se sigue sintiendo lleno. Aunque después de todo eso pueda sentir enojo o culpa por la cantidad de comida ingerida. Sin embargo, para evadir la realidad, sigue comiendo como forma de castigo.

Este trastorno consiste en la regurgitación repetida de los alimentos. Una vez que sucede eso, los alimentos pueden ser masticado de nuevo y se vuelven a tragar o se escupen. Esto puede desencadenar desnutrición y suele ser frecuente en niños pequeños o personas con discapacidad intelectual.

Quien lo padece, evita ciertas comidas con características específicas (color, textura, aroma, sabor). En este caso no hay temor por aumentar de peso. El déficit nutricional puede desencadenar problemas de salud.

Cómo se previene

1. Evitar estar a dieta, sobre todo frente a los niños; pues será el ejemplo que vean.

2. Trabajar en la imagen corporal saludable.

3. Acudir con un médico para saber que el cuerpo tiene los nutrientes necesarios.

Los trastornos alimenticios a veces son difíciles de notar. Sin embargo, lo más importante es recurrir a un especialista para poder tratar este problema que pone en riesgo la salud.