Carta al bebé que esperaba pero tuvo que irse antes de tiempo

El día que supe que estabas dentro de mí, sentí que una gran emoción recorría todo mi cuerpo. La piel se me erizó al pensar en todo lo que compartiríamos en unos meses. Ya te esperaba con ansias y sentía que el tiempo pasaba demasiado lento hasta tu llegada.

Quería tenerte en mis brazos para guardar tu aroma en mi memoria. Anhelaba llenarte de besos. Ya imaginaba todas las travesuras que haríamos juntos. Tenía muchos planes para nosotros, pero la vida tuvo otra elección.

Querido hijo:

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Foto iStock

Aunque no pudimos conocernos físicamente, quiero que sepas que en cuanto supe de tu existencia, fui la mujer más feliz. Aparecías en cada uno de mis sueños y era una manera de sentirte aún más cerca. 

La noticia de tu llegada era algo que quería compartir con toda la gente que me quiere. Deseaba gritarlo a los cuatro vientos; aunque el médico me recomendó esperar a que pasara el primer trimestre (pues dicen que en esos meses puede haber más riesgo de aborto espontáneo).

Traté de mantener el secreto conmigo, pero terminé por contárselo a tus abuelos. No podía contener tanta emoción en mi ser. Saber que tu existencia me hacía ver la vida de otra manera, me hacía sentir una fuerza que antes no conocía. 

Contaba los días para tu llegada, cada mañana sabía que faltaba un poco menos para tenerte en mis brazos. Pasé el primer trimestre sin ningún contratiempo, cosa que me dio mucha tranquilidad. Pensaba que todo estaba a nuestro favor.

Llegando la semana 19 del embarazo, las cosas se complicaron de manera inesperada. Recuerdo que desperté con un malestar que me hizo llegar a urgencias. No entendía qué pasaba. Perdí el conocimiento y cuando desperté me dieron la noticia de que habías partido.

¿Cómo era eso posible? ¿Qué estaba pasando? ¿Acaso era una broma del destino? Mi corazón estaba destrozado, pues aunque había escuchado tu corazón, ahora no entendía por qué las cosas se habían terminado de esta manera. 

Jamás pensé en que esto pudiera suceder. Sentí una tristeza tan profunda, había perdido una parte de mí. No pude conocer tu carita, no pude sentirte cerca de mí o guardar tu olor en mi memoria. Aunque sí pude sentirte dentro de mí.

Fue poco el tiempo que pudimos compartir, pero es algo que jamás olvidaré. Jamás me olvidaré de ti, ni mi amor por ti disminuirá. Gracias por enseñarme el significado del verdadero amor, gracias por haberme elegido como tu mamá.

Llegaste y te fuiste de manera abrupta, todo al mismo tiempo. Sí, te extraño y me pregunto cómo hubiera sido tu existencia aquí conmigo, eres y serás por siempre mi bebé. Representas mi mayor alegría, pero también mi mayor tristeza.

Tengo fe en que nos volveremos a encontrar para poder seguirnos amando. Gracias por todo mi pequeño angelito. Siempre te amaré. 

Con amor, mamá.