Anticuerpos: ¿la única defensa contra Ómicron?
POR: Salud180.com
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A partir del 31 de diciembre del 2019, cuando la comunidad de Wuhan, en China, reportó el primer caso de Covid-19. La humanidad ha emprendido una lucha por encontrar una vacuna eficaz, para la infinidad de cepas que existen, y de qué o cómo algunos cuerpos resisten mejor o peor.
Es bajo este contexto que el sistema inmitario se vuelve clave, en especial los anticuerpos.
Estas proteínas en forma de "Y" han acaparado recientemente los titulares, porque los anticuerpos generados por las vacunas no son tan eficaces contra la variante ómicron como contra las cepas anteriores del virus, al menos no sin una dosis de refuerzo.
Para luchar contra la enfermedad, los anticuerpos se adhieren a la proteína spike del coronavirus para evitar que la use para penetrar las células y hacer que una persona se enferme.
Foto iStock
Pero no son los únicos que participan en la batalla. En realidad, se trata de "una respuesta compleja y coordinada, verdaderamente bella desde el punto de vista de la evolución", según el inmunólogo de Harvard Roger Shapiro.
"Bombas" en defensa del cuerpo
En los minutos y horas siguientes a la intrusión del virus, las proteínas hacen sonar la alarma a fin de reclutar a los componentes principales del sistema inmunitario innato.
Los primeros en entrar en acción son los neutrófilos, que constituyen entre el 50 y el 70% de los glóbulos blancos, y están listos para iniciar el combate pero también dispuestos a morir.
"Es como llenar la zona de bombas, a la espera de causar la mayor cantidad de daño posible al invasor", dice John Wherry, inmunólogo de la Universidad de Pensilvania. "Y al mismo tiempo, llamar al cuartel general para que las unidades especializadas se preparen".
Linfocitos B y T: espías y asesinos
Si la amenaza no es repelida, entra en juego el sistema inmunitario adaptativo.
La vacunación permite entrenar con anticipación a los linfocitos B, sobre todo al interior de los ganglios linfáticos de la axila, cerca de donde se recibió el pinchazo.
Shapiro los compara con agentes de inteligencia, que guardan información crucial sobre el enemigo.
El tipo de anticuerpos más poderoso, los llamados "neutralizantes", son como un chicle colocado en la punta de una llave: ellos impiden que el virus atraviese la puerta de las células.
Y otros tipos de anticuerpos ayudan a redirigir el virus hacia las células del sistema inmunológico o hacen un pedido de ayuda para intensificar la respuesta.
Socios clave de los linfocitos B, los linfocitos T pueden ser divididos en dos grandes categorías: los "auxiliares" y los "asesinos", conocidos como citotóxicos.
Estos últimos "son como asesinos, y atacan las células que resultan infectadas", explica Shapiro. Pero provocan también daños colaterales.
Los auxiliares, en tanto, hacen el papel de "generales", señala el experto, y reúnen a las tropas para dirigirlas contra el enemigo, al tiempo que movilizan a los linfocitos B para que aumenten la producción de anticuerpos.
Impedir los casos graves
Debido al gran número de mutaciones en la proteína spike de ómicron, esta variante puede eludir más fácilmente a los anticuerpos neutralizantes, desarrollados por una vacuna o una infección previa.
La mala noticia es que eso aumenta las posibilidades de caer enfermo. La buena, es que es más difícil engañar a los linfocitos T.
Estos últimos pueden identificar, en el interior de las células infectadas, los diferentes componentes del virus durante su ciclo de replicación, detalla Wherry.
Están en una posición bastante mejor para reconocer al adversario, aunque el disfraz del virus le haya permitido pasar desapercibido por los anticuerpos.
Los linfocitos T "asesinos" conducen las misiones comando, cavando un agujero en las células y haciendo que estallen, desencadenando una reacción que permite incluir en la lucha a las proteínas inflamatorias, llamadas citoquinas.
En función de la rapidez de la respuesta inmunitaria, una persona vacunada puede enfermarse de todos modos, pero desarrollar síntomas ligeros similares a los de un resfriado o moderados como los de una gripe. Sin embargo, el riesgo de sufrir de un caso grave de la enfermedad se reduce.
"Ómicron es preocupante, pero el vaso ahora está medio lleno", dice Wherry. "No va a escapar totalmente a nuestra respuesta inmunitaria".
Con información de AFP